Es el juego de la Oca en el que mi padre, abuelos y amigos han jugado desde hace más de 60 años.
Con el tiempo del confinamiento, he decidido rescatar sus auténticas ilustraciones. Soy consciente de que algunos animales no se asemejan a la realidad, pero he querido ser fiel al dibujo original a sabiendas de que, seguramente, dudo mucho que los ilustradores españoles de los años 40 hubieran visto muchos koalas o guepardos más allá de lo mostrado en alguna enciclopedia o documental.